Es una pena la situación por la que atravieza Lindsay Lohan, niña prodigio y adolescente triunfadora del cine, se las ve ahora casi a punto de ser lanzada con todo y sus cosas a la calle, pese a que hace pocas semanas abonó una cantidad, a la deuda que tiene de alquiler de casa que no ha pagado, porque la rubia en realidad ha tenido poco trabajo en los últimos tiempos, no porque haya perdido talento y popularidad sino porque sus adicciones y su desenfreno la llevan por esa vertiginosa carrera hacia el fracaso.
La familia de Lindsay se dedica solo a la disputa, unos culpan a otros, y la madre parece que sigue viviendo en cualquier lado menos en la tierra, porque sigue insistiendo en que Lindsay no tiene nada que ya remontará vuelo, que no pasa nada, con lo que la pobre chica se encuentra ahora sí "pobre" del todo, sin dinero para pagar la renta, sin trabajo a la vista y sumergida en el espiral de su alocada vida sin recibir ayuda. Una lástima cuando una se la piensa en aquella famosa película de Lindsay siendo niña personificando a dos traviesas gemelas, otra historia de triunfo juvenil que no ha sido bien encaminado.
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