En plena gira de promoción de su última película anda Russell Crowe, el tan famoso australiano que todas recordamos de "Gladiador". Crowe es uno de esos actores con verdadero talento, nada de gran estrella del celuloide embarcada en poses de divo, y tampoco hay que decirlo también símbolo sexual del cine, porque Russell parece más un hombre normal que uno de esos acicalados actores de Hollywood, sin que por esto esté diciendo yo que es un feo o algo similar, solo que Crowe se permite vestir con descuido algunas tantas veces y llevarse unos kilitos de más en el mundillo donde lucir cual tallo de apio es la moda.
Crowe adorna la portada de la revista GQ de junio y claro ha estado en Madrid como parte de su gira promocional, él siempre es simpático con la prensa y amable con los fans, que ya han olvidado sus altercados con los medios en aquella convulsa época cuando Crowe se vivió un fugaz romance con Meg Ryan que terminó con el matrimonio de muchos años de ella con Dennis Quaid, hoy Russell está felizmente casado y confirma con su último trabajo actoral que sigue siendo una estrella.
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